Organizar los equipos y elementos de trabajo de acuerdo con la frecuencia de uso. Ubicar cerca de la zona de permanencia, aquellos de mayor utilización, evitando tener que asumir posturas encorvadas.

Ubicar el monitor o el portátil al frente o ligeramente oblicuo. La altura del monitor debe estar a la altura de los ojos o ligeramente por debajo de ellos, más aún si se utilizan lentes progresivos. En caso de uso frecuente de computador portátil, ubicarlo sobre un soporte o atril y adaptar teclado y ratón tradicional.

Ubicar el teclado y el ratón sobre la misma superficie de trabajo y mantener cerca uno del otro; al organizarlos, dejar espacio suficiente para apoyar los antebrazos.

Utilizar los comandos de acceso rápido del teclado, para disminuir el uso del ratón (Copiar: CTRL+C, Pegar: CTRL+V, Cortar: CTRL+X, Guardar: CTRL+G…).

Sentarse apoyando la zona lumbar en el respaldo de la silla y conservando alineada la espalda. Al ajustar la silla, buscar que la altura de los codos coincida con la altura de la superficie de trabajo; si esto hace que los pies pierdan el contacto con el piso, es señal que se requiere un reposapiés.

Cuando se utilice el teléfono, sostener el auricular con la mano. De vez en cuando mientras se habla, aprovechar para ponerse de pie y estirarse.

Retirar del puesto de trabajo los objetos que impidan adoptar una postura cómoda y desplazarse con seguridad; por ejemplo, las cajas o A-Z ubicadas bajo el escritorio, cableado suelto, etc...

Si se observan reflejos en el monitor o hay molestias ocasionadas por fuentes de luz natural o artificial, las siguientes soluciones pueden ayudarlo: ajustar el monitor, las persianas, cortinas o cambiar la orientación del puesto de trabajo.

Alternar las tareas que se realizan durante el día, considerando aquellas que no requieren el uso del computador y las que sí lo exigen.

Tomar pausas mínimo cada dos horas.

 

 
 
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