Escrito por:
Natalia Cuervo López
Comunicadora Social, actualmente articulista y columnista del Periódico on-line El Imparcial.
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¿Qué debe cambiar para mejorar esta situación?
La mayoría de países de la región Latinoamericana se han caracterizado por tener una tendencia al desempleo y la inestabilidad laboral, es decir, la falta de oportunidades laborales que afectan negativamente la economía nacional, la estabilidad social y desarrollo de estas naciones. El último año ha sido nefasto para la firmeza monetaria de los países latinoamericanos, puesto que han enfrentado la peor pandemia de los últimos 100 años.
Inesperadamente el Covid-19 obligó el acuartelamiento de casi el 100% de la población, bajando la productividad industrial, limitando las relaciones internacionales (exportación e importación) y promoviendo la pérdida de empleo a nivel general. Por la naturaleza de la pandemia actual, la población productiva se vio en la obligación de trabajar desde casa y en los casos más extremos perder su empleo, por tanto, la afectación económica es de grandes niveles, desatando una problemática laboral mayor, que es la desaparición obligatoria de empleos en toda la región.
Esto dado, a la digitalización y automatización de las funciones humanas en las cadenas de producción, con lo que se han visto más afectados los sectores; como el comercio, exceptuando los distribuidores de elementos de primera necesidad y medicamentos, el turístico, hotelería, restaurantes y la manufactura; al ser acciones que no se pueden efectuar a la distancia, desaparecen los empleos formales que ofertaban estos sectores en condiciones públicas normales, desencadenando la desocupación y la informalidad.
Además, la afectación negativa va más allá, el Covid-19 promovió el cierre de pequeñas y medianas empresas, puesto que las PYMES ya se encontraban en desventaja con respecto a las grandes empresas consolidadas. Dicho aspecto ocasionó el quebranto del empleo formal que estas proporcionaban a ciudadanos de educación media, profundizando así la concentración monetaria y desigualdad social, alentando, incluso con las restricciones de movilidad, un mayor número de personas en la informalidad.
Bajo las circunstancias que ha dejado a su paso el Coronavirus, los grupos poblacionales que se han visto mayormente afectados son: las mujeres, quienes por el confinamiento han tenido que asumir las responsabilidades del hogar y han perdido empleos formales e informales, los vendedores ambulantes que se han tenido que encerrar sin tener otra solvencia económica y los jóvenes que apenas están entrando en el mercado y no encuentran oportunidades laborales.
Según la OIT (Organización Internacional del Trabajo) durante la pandemia que desató el Covid-19, cerca de 34 millones de personas han perdido su empleo en América Latina y el Caribe. Lo que ha producido un mayor desequilibrio económico social, llevando a parte de la población categorizada como clase media a la pobreza y a un buen porcentaje de ciudadanos a la pobreza extrema, situación de la que no sería fácil recuperarse sino hasta dentro de una década1.
Por tanto, se hace altamente necesario que los gobiernos nacionales de la región, diseñen, creen e implementen estrategias de reactivación laboral, con el fin de minimizar las brechas que ha profundizado la pandemia durante el último año, las estrategias deben estar orientadas a la implementación de políticas que enfrenten las fallas estructurales que se han visto agravadas con la pandemia y que han frenado el desarrollo y la consolidación de los países latinoamericanos.
1 (OIT) 34 Millones de empleos se perdieron por la crisis en América Latina y el Caribe. Disponible en: https://www.ilo.org/americas/sala-de-prensa/WCMS_756717/lang–es/index.htm